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Nicolás Vega: “Una beca es sinónimo de que alguien confía en ti”

El joven ingeniero civil, que estudió con el apoyo de la Beca Padre Hurtado, hoy está emprendiendo con Carvuk, una plataforma para programar servicios automotrices a domicilio que forma parte de la aceleradora Platanus Ventures, una de las más importantes de Latinoamérica.

Fecha de Publicación: 05/06/2023

Para muchas personas resulta abrumador lidiar con los problemas de los autos. Revisión técnica, alguna abolladura imprevista o hasta las mantenciones regulares no son especialmente instancias bienvenidas en medio de la vorágine del día a día. Justamente para tratar de aliviar esa carga y disminuir la ansiedad que producen las brechas de conocimiento entre el conductor y el mecánico es que nació Carvuk, plataforma tecnológica que permite programar cualquier servicio automotriz a domicilio.

Detrás de este concepto hay tres ingenieros: los exalumnos de la UC Nicolás Vega y Diego Noguera, y José Alcalde, de la Universidad de los Andes. Los tres están hoy dedicados full time a escalar la idea, que es parte del portfolio de Platanus Ventures, una de las más relevantes aceleradoras de la región, que invirtió USD 100.000 en ellos y les está ayudando a crecer.

Nicolás llegó a Carvuk avalado por su expertisse en el mundo de la tecnología, pero también por una gran capacidad de autodisciplina que, en sus cortos 25 años, lo ha llevado a viajar por el mundo, a ganarse varias becas académicas y a mostrar, una vez más, que el apoyo que se da a jóvenes para estudiar en la Universidad Católica -como lo busca hacer el Endowment UC- da promisorios frutos.

De espíritu emprendedor

Nicolás nació en Puente Alto, donde aún reside junto a su mamá y hermana menor, también alumna de la Universidad Católica. Excelente estudiante, egresó del colegio Los Nogales de su comuna con promedio 6,7, lo que, sumado a puntajes altísmos en la PSU -cerca de 780 en Lenguaje, 790 en Matemáticas y 830 en Ciencias- le abrieron las puertas de la Escuela de Ingeniería UC, y también le permitieron acceder a la Beca Padre Hurtado, que en ese entonces, antes del arribo de la Política de Gratuidad Universitaria, tenía como foco cubrir el arancel completo de estudiantes de muy buen rendimiento académico que no tuvieran la posibilidad de costearse los estudios.

El primer semestre fue intenso, pero ya más aclimatado al ritmo de la carrera, el interés por emprender empezó a aflorar. Su primer proyecto fue vender zapatillas en Internet con un compañero. “Vi esa oportunidad, porque yo me compraba cosas para mí y dije ‘igual puedo traer cosas’ y empecé a probar (…) Nos compraba gente de Atacama, Calama, de cualquier parte. Nosotros teníamos proveedores chinos y hablábamos con ellos, nos hacían precio, les pedíamos hartas zapatillas, hablábamos con ellos en inglés”, explica Nicolás.

Tanto esa experiencia como el avance en su carrera -optó por la mención Tecnologías de la Información- le mostraron que dicha lengua era clave, y también que necesitaba mejorar su manejo, porque de lo contrario se le produciría un freno a nivel profesional. Por ello, postuló al programa Leading the Way, que se enfoca en alumnos de contextos socioeconómicos menos favorecidos que no cuentan con un buen manejo del idioma, y que es efectuado por English UC con el apoyo de la Dirección de Proyectos y Filantropía y de la fundación Friends of Catholic University in Chile, Inc. Esta última financia 12 becas de estudio de 5 semanas en la Universidad de Drexel para que los alumnos, al término del ciclo, postulen; Nicolás fue uno de los ganadores, por lo que en enero de 2019 viajó a Filadelfia: “Yo mismo traté de forzarme por salir a la calle y hablar con gente que hablara otro idioma y cultura. Fue una experiencia super buena, y estaba super emocionado. Cuando gané esa beca me dije que a cualquier cosa que tuviera requisito de inglés iba a postular, y así salieron muchas cosas más”.

A Beijing los boletos

Dicho y hecho: a su regreso, postuló al programa “Seeds for the Future”, que impulsa la tecnológica china Huawei, y fue unos de los 10 seleccionados de entre más de 500 jóvenes que participaron de la convocatoria. Poco después se encontró en un avión con destino a Beijing y Shenzhen, donde están las oficinas centrales de la multinacional, debiendo echar mano a su inglés en todo momento. “Me di cuenta de que el mundo es mucho más grande de lo que yo creía, incluso después del viaje a Filadelfia, porque de verdad China es otra cultura, otro mundo, la gente piensa distinto, tiene otras costumbres y absolutamente todo es distinto, desde la comida, el lenguaje, las expresiones hasta la ropa que uno usa, todo era super distinto. El Occidente era super distinto a lo que era el Oriente”, recuerda.

Sin embargo, su próximo interés estaba radicado en el hemisferio occidental, específicamente en Italia, hasta donde llegó ese mismo 2019 para cursar una doble titulación. Eso le implicó certificarse en italiano en apenas un par de meses. “En septiembre llegamos a la universidad, al Politecnico di Torino, que queda al norte, en Turín, y es super bonito. El programa era un año y medio; yo estuve poco tiempo igual, porque después llegó el coronavirus y me vine a Santiago. Alcancé a estar un semestre, el otro lo tomé online y el siguiente era tesis, así que también lo tomé online y lo tuve como más libre, porque era solo tesis. Viví como siete u ocho meses, pero conocí mucho”. afirma. Como Nicolás ya había completado su licenciatura en Chile, sus estudios en Turín lo condujeron a un magíster, por lo que hoy cuenta con ambos grados académicos.

Si bien la pandemia implicó cambios en sus proyectos personales -él quería quedarse trabajando en Europa- Nicolás tiene una gran capacidad de adaptación y disciplina: “Mi plan original era volver, entonces yo dije ‘no, esto está super friccionado’, sobre todo porque ya había pasado mucho tiempo, mi visa había caducado. Entonces dije, ‘ya, da lo mismo’ y sabía que yo tenía muchas oportunidades acá en Chile y podía explotar ese lado por ahí”. Como el hacer la tesis le dejaba espacios, decidió ponerse a trabajar. Fue así como llegó a Xepelin, plataforma de soluciones financieras: “Llegué cuando eran 20 empleados, y después de un año yo crecí con ellos, y eran 500 empleados en toda Latinoamérica, entonces vi todo ese proceso de 0 a 500 y tuve un rol super estratégico, que era desarrollar productos tecnológicos en el momento cero, o sea, cuando uno los está testeando y está al lado de los usuarios. Estuve un año y medio muy metido en la parte tecnológica”. En eso estaba, cuando su compañero Diego Noguera le comentó la idea que estaba trabajando con un amigo. Era el origen de Carvuk. “Llegaron las personas adecuadas en el momento adecuado, y me di cuenta de que el equipo completo tenía las habilidades para lanzarnos con cualquier idea”, asegura. Luego de trabajar un tiempo en ambas compañías, finamente renunció a Xepelin y se dedicó a tiempo completo a Carvuk, de la que es co-fundador y CTO, y desde donde se proyecta en grande: “Ya teniendo ese know-how de hacerlo en Chile, nos vamos a mover a México lo más pronto posible”.

Una apuesta a la confianza

Nicolás, que estudió con el apoyo de muchas becas, las valora más allá del aspecto financiero que ellas encierran: “Más que nada es que otra persona confía en ti para que hagas algo y después lo retornes. Al final no es solo con la plata; al final es confianza: todo se traduce en confianza en que tú como persona vas a lograr algo. Para mí ese es el enfoque que tienen las becas; que me den una beca o un fondo de inversión es que están apostando por mí, a que yo voy a hacer algo genial”. El ingeniero destaca también que las becas tienen una dimensión social innegable: “Todo es comunidad, no como que individualmente tú te vas a beneficiar, sino que otros se van a beneficiar también, no necesariamente el que está poniendo la beca o la plata, eso se esparce a todas las personas con las que vives (…) cuando alguien se enferme o vayas al psicólogo, y el que te atienda esa persona que pudo optar a una beca y que te puedas curar de una enfermedad lo veo como que se esparce el valor en la comunidad”.

El Endowment UC es una iniciativa de la Universidad Católica que tiene tres fines; además de apoyar la investigación y el desarrollo académico, busca entregar becas a jóvenes con talento académico que se encuentren en situación de vulnerabilidad, de manera de contribuir a que puedan desplegar, como Nicolás, sus múltiples ideas en la sociedad.

Nota periodística

Marisol Silva

Dirección de Proyectos y Filantropía UC


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