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Proyecto Atrapanieblas

Proyecto Atrapanieblas

Frente al escenario energético de Chile y a la escasez hídrica, el Proyecto Atrapanieblas, que lidera un equipo multidisciplinario de académicos de la UC, destaca como una alternativa eficiente para la diversificación de la matriz nacional, ya sea a mediana o gran escala.

En la actualidad, y con el aporte de investigadores del programa “MIT International Science and Technology Initiative” (MISTI), se espera introducir criterios de emprendimiento a este desarrollo que da solución a problemas de abastecimiento de agua en el Norte del país. Es así como Gareth McKinley, George Pedersen y Robert Cohen trabajan con los profesores Juan de Dios Rivera, del departamento de Ingeniería Mecánica y Metalúrgica UC y con Pilar Cereceda, del Instituto de Geografía UC en el desafío de “cosechar la niebla”.

“La colecta de agua de niebla mediante sistemas de atrapanieblas puede ser una importante contribución al suministro de agua en el centro y norte de Chile. Una de las ventajas que tiene es que no consume energía eléctrica, como ocurre con la desalación de agua de mar y el bombeo a largas distancias”, señala Juan de Dios Rivera.

La tecnología
En ciertas zonas áridas del territorio nacional existe niebla de advección, formada a partir de nubes de gran superficie, que se desplazan desde el mar hacia el continente donde son interceptadas por el relieve. El sistema está constituido por uno o varios atrapanieblas, conductos que llevan el agua hacia estanques de almacenamiento. El atrapanieblas está formado por una malla que intercepta la niebla, un marco que la mantiene extendida, canaletas que recolectan el agua y que captura la malla (en Chile se utiliza la malla raschel o también conocida como ‘kiwi’) y una estructura soportante.

“Nuestra innovación consiste en desarrollar Sistemas de Captación de Agua de Niebla (SCAN) de gran eficiencia de captura y bajo costo por litro de agua producida, en formatos que pueden ir desde un kit para ser montado por el usuario, hasta grandes instalaciones que suministren agua a ciudades, complejos agrícolas o plantas mineras”, destaca Juan de Dios Rivera.

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Aplicaciones
La colecta de agua de niebla puede aplicarse para el sector industrial y minero. “Para ello necesitamos instalaciones de tamaños nunca antes pensados. Vemos una analogía en los molinos de viento, de pequeño tamaño, que con el desarrollo de tecnologías apropiadas se han convertido en parques eólicos de gran potencia. Adicionalmente, hay que trabajar más en la prospección del recurso, para tener claro dónde y en qué cantidad se encuentra” cuenta el académico.

La instalación más grande de atrapanieblas que se tenga registro en el mundo fue la de El Tofo, al norte de La Serena, que suministraba agua potable al pueblo de Chungungo, cuya población era cercana a los 400 habitantes. “Este es el caso más claro de una comunidad que no pudo mantener el sistema, después de diez años no quedaba ningún atrapanieblas en operación. Sin embargo, esta experiencia confirma que se puede abastecer a comunidades relativamente grandes, en base al concepto de ‘granja’ o ‘pradera’ de atrapanieblas”, prosigue el investigador.

Si bien esta es una tecnología probada y que se ha estado utilizando desde hace varias décadas, no obstante, todavía hay que resolver algunas interrogantes. Las dos más importantes son el modelo de negocio y el alto costo. “En la mayoría de los casos los beneficiarios de estos sistemas no han sido capaces de mantener la instalación, la que se va deteriorando con el tiempo, hasta que resulta inservible. Respecto al costo, este es aún muy alto, lo que limita su instalación. Para reducirlo hay que emplear ingeniería y diseño, mejorar la eficiencia,  trabajar con materiales y sistemas constructivos más económicos, y concebir sistemas más grandes para aprovechar economías de escala”, finaliza Rivera.