Nota original por Javiera Mateluna en Cooperativa Ciencia.
La Conferencia Internacional del Council on Tall Buildings and Urban Habitat (CTBUH), que reúne a los mejores proyectos de arquitectura e ingeniería a nivel global, destacó tecnología nacional diseñada para que la torre Seascape de Auckland responda a cargas de viento.
El edificio residencial más alto de Nueva Zelanda recibió uno de los máximos reconocimientos tras la reciente Conferencia Internacional del Council on Tall Buildings and Urban Habitat (CTBUH), por su excelencia en diseño estructural gracias a su sistema de protección de vibraciones desarrollado en Chile.
La torre Seascape de Auckland destaca por su diseño e innovación de control de vibraciones. Los 28 amortiguadores viscosos fabricados por Nüyün_tek, subsidiaria chilena de SIRVE Engineering, garantizan el adecuado comportamiento del edificio frente a vientos recurrentes y extremos.
“Este premio es un reconocimiento a la ingeniería de vanguardia que se está llevando a cabo en Chile, y a la capacidad de colaboración internacional para desarrollar soluciones estructurales que protejan a las personas”, compartió el profesor de Ingeniería de la Universidad Católica (UC), Juan Carlos de la Llera.
El desarrollo liderado por ingenieros chilenos a través de SIRVE Engineering, un spin off del Fondef y la UC, que diseña, produce e implementa los dispositivos de protección sísmica y control de vibraciones en Chile y el extranjero, inició su expansión internacional en 2015 en Sudamérica, luego en Oceanía y Europa.
La innovación nacional cobró gran importancia luego del terremoto del 27 de febrero de 2010, cuando las construcciones protegidas por dichos sistemas resistieron esta catástrofe. Además, fue incluida entre los grandes adelantos mundiales para mejorar la calidad de vida de la población.
«Este es uno de los ámbitos donde Chile sí puede competir a nivel global porque hay gran conocimiento y tradición histórica en materia de eventos extremos que hace que el país tenga prestigio a nivel internacional y eso ayuda mucho», destacó Juan Carlos de la Llera.
Nota original por Javiera Mateluna en Cooperativa Ciencia.