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La solución a la escasez está en nuestras manos

Tras la inauguración de la ampliación de la Planta Desaladora Norte, Antofagasta se convirtió en la primera ciudad, sobre los 500 mil habitantes, a nivel nacional y regional, en abastecerse en su totalidad con agua proveniente del mar. Si bien este proyecto inició en 2003, en ese entonces cubría apenas 15% de la demanda, ahora logrará satisfacer el 100%.

La ampliación de la planta constituye un gran avance en materia de infraestructura y tecnología para enfrentar las consecuencias del cambio climático. Lo anterior toma mayor relevancia considerando que Chile es uno de los países que tienen mayor exposición a amenazas de origen natural y que, en 2024, según la Dirección General de Aguas, 44 comunas fueron decretadas en situación de escasez hídrica, afectando a más de 1,6 millones de personas. Hace 20 años que se han identificado efectos adversos sobre los recursos hídricos del país en términos de la cantidad, cambiando el tiempo de ocurrencia y la magnitud de los valores máximos de caudal.

En este sentido, la desalación es positiva, ya que responde al problema de la oferta de agua, pero no se ocupa de su creciente demanda, especialmente en localidades alejadas de la costa.

En este escenario de sequía, es imprescindible mejorar la gestión hídrica tanto desde el punto de vista de la oferta como de la demanda. Para regular esta última, por un lado, se deben impulsar políticas que eduquen a la población sobre un uso eficiente y consciente del agua. En ámbitos industriales, la agricultura es el mayor consumidor de agua y por ende se debe mejorar la eficiencia de sus procesos. En ambientes urbanos, se debe reducir el consumo de agua con hábitos tales como duchas más cortas, cerrar las llaves y lavarse los dientes con un vaso de agua, entre otros ejemplos. Asimismo, es necesario incorporar de forma más directa el valor de escasez en las tarifas para frenar el déficit hídrico. Por otro lado, es necesario revisar la infraestructura para minimizar pérdidas. Chile enfrenta importantes desafíos en el ámbito del Ciclo Urbano del Agua, siendo uno de los más relevantes el alto porcentaje de pérdida de agua en el sistema de distribución de agua potable (24,9%).

En cuanto a la oferta, los eventos de turbidez extrema son cada vez más frecuentes. Desde 1990 a 2018, se ha identificado un aumento de este tipo de eventos, alcanzando 2,9 por año. Estos eventos, en casos extremos, como en 2016, obligan a las plantas de tratamiento a detener sus procesos de producción de agua potable, dejando sin suministro a la población. Así, es clave que se incremente la red de monitoreo de las cuencas para contar con información que permita mejorar la gestión hídrica. Por todo lo anterior es que se debe seguir avanzando en el uso de múltiples fuentes alternativas de agua, como la reutilización de aguas grises y la desalación -incorporando tecnologías innovadoras como la destilación-, siempre desde un punto de vista sustentable.

Autor(es):

Francisco Suárez Investigador Asociado CEDEUS y Profesor del Deptamento de Ingeniería Hidráulica y Ambiental de la Pontificia Universidad Católica de Chile.

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