Académico de Ingeniería UC, Aldo Cipriano recibe premio Carlos Casanueva 2022
Como profesor, y más tarde como decano de la Facultad de Ingeniería por dos períodos (1998-2004), ha desarrollado por cinco décadas docencia, investigación, transferencia y gestión académica, a través de una intensa trayectoria que lo ha hecho merecedor de diversas distinciones.
Desde 1974, cuando el doctor Aldo Cipriano inició su actividad en la Universidad Católica como profesor de jornada completa, ha desarrollado una fructífera labor en la Escuela de Ingeniería, como resultado de la cual ha recibido varias distinciones, entre ellas el Premio IEEE Latinamérica “Ingeniero Eminente 2006“, el reconocimiento de Conicyt por la adjudicación de 10 proyectos del Concurso Fondecyt Regular en el periodo 1982-2012, el 2012 AlE-IEEE Joint Outstanding Engineer Award y el Premio Escuela de Ingeniería UC 2014, además del Premio Raúl Devés Jullian 2019 del Instituto de Ingenieros de Chile, el grado honorífico de Profesor Emérito UC y ahora, el Premio Carlos Casanueva 2022.
Sobre este último reconocimiento, comenta: “Observar cómo la Escuela de Ingeniería y la Universidad Católica han crecido, y que se reconozca mi contribución a este crecimiento es una enorme satisfacción, y me da además la oportunidad para agradecer a todos quienes me alentaron y motivaron: a mis padres, mi esposa María Angélica y mi familia, mis profesores y alumnos, así como también a los directivos, académicos, profesionales y administrativos con quienes he compartido y que me apoyaron facilitando y haciendo más grata la tarea y la estadía en esta gran institución”.
De su trayectoria en la UC guarda muy buenos recuerdos. La creación del primer programa de postgrado, el Magister en Ciencias de la Ingeniería, proyecto en el cual colaboró, cuando sus alumnos, a quienes supervisó en sus trabajos de titulación, tesis de Magister o de Doctorado, culminaban sus estudios, como también las estadías en el extranjero que le permitió realizar la Universidad, durante sus estudios de doctorado, los sabáticos posteriores, o al participar en congresos o reuniones de investigación. “Este interés por los viajes seguramente fue motivado por mi padre, quien salió muy joven de su ciudad natal, Génova, para desempeñarse en la marina mercante, antes de radicarse en Chile, y ha sido continuado por mis hijos y sobrinos”, sostiene.
“El camino estaba trazado”
Aldo Cipriano realizó sus estudios secundarios en el Instituto Nacional, para luego ingresar a la Facultad de Ciencias Físicas y Matemáticas de la U. de Chile. En abril de 1973 aprobó con la máxima calificación su examen de título de Ingeniero Civil Electricista. Su memoria de título marcó en muchos sentidos su actividad posterior como ingeniero, ya que le permitió participar en la primera instalación en Chile de un computador para control de procesos industriales, y motivó la línea de investigación que desarrolló en automatización y control para la minería.
“Para quienes en aquellos años estudiábamos en el Instituto Nacional, el camino estaba trazado. Si mostrábamos habilidades en Matemáticas y Física nos agrupaban en el 6° F, y los profesores nos daban una formación especial, que incluía preparación para la prueba de admisión a la universidad, la que en mi generación fue la primera Prueba de Aptitud Académica. Al egresar postulamos masivamente a la Facultad de Ciencias Físicas y Matemáticas de la Universidad de Chile y la mayor parte fuimos aceptados”, precisa.
Sobre su interés y pasión por la actividad académica, dice que “seguramente provino de mi madre, quien fue profesora y directiva en el Liceo N° 1 de Niñas, así como de mis profesores de Ingeniería que me motivaron a realizar ayudantías docentes y de investigación. Esto explica que con 21 años tuve mi primer contrato como profesor en la antigua Universidad Técnica del Estado, con alumnos que en su gran mayoría me superaban en edad, y a los 22 un contrato como investigador en la U. de Chile”, recuerda.
Como resultado de su intensa actividad en docencia e investigación, a los 36 años alcanzó la categoría de profesor titular UC, institución en la que ha desarrollado una gran labor de gestión académica, siendo integrante del Honorable Consejo Superior como representativo de los académicos y presidiendo comités de búsqueda de Decano en representación del rector.
Desde esa perspectiva mira la Escuela de Ingeniería desde que llegó a la UC. “La diferencia es enorme, tanto en términos de infraestructura, planta académica y profesional, como de iniciativas formativas, de investigación y transferencia”, señala. Y recuerda que al ingresar al Departamento de Ingeniería Eléctrica en 1974, “la labor era esencialmente docente, además de algunos servicios a la industria, y no teníamos profesores con Doctorado ni programas de postgrado, pero si operaba el Plan de Desarrollo que permitió formar en el extranjero a una proporción importante de nuestros académicos. Las dimensiones y la envergadura de la labor que nuestra Facultad realiza se aprecian nítidamente al recorrer su desarrollo a lo largo de los años, en especial en estos últimos 12, hasta alcanzar su actual posicionamiento nacional e internacional”, indica.
La contribución que el profesor Cipriano ha realizado al desarrollo de la ingeniería en el país en los ámbitos de la docencia, investigación, innovación y desarrollo y gestión universitaria, así como su especial aporte a la formación de investigadores y al fortalecimiento de la institución a la cual ha dedicado 48 años, hablan de un merecido premio Carlos Casanueva 2022.
Información periodística
Ana María Bolumburú
Dirección de Comunicaciones – Vicerrectoría de Comunicaciones y Extensión Cultural
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