Desde el MIT: Robert Freund, un servicio al futuro
El profesor Robert Freund, (4º atrás), invitó a sus alumnos a conocer a su familia: su señora y tres hijos (12, 11, 8). Buscaba la interacción personal. Lo pasaron... como...
Desde el MIT: Robert Freund, un servicio al futuro
“Para mí, las universidades son servicio, servir el mundo del mañana”, dice el profesor Robert Freund, profesor del MIT que pasa su año sabático en Chile.
Sus áreas, optimización avanzada, manejo de grandes bases de datos, miran el futuro. En realidad, dice, todo el MIT apunta al futuro. Ahí se construye.
Él, profesor visitante en el Departamento de Ingeniería Industrial y de Sistemas, no había pensado enseñar en su año sabático. Pero el profesor Jorge Vera lo convenció que dictara “Optimización avanzada”.
Su talento está avalado por más de 5 premios por excelencia docente a lo largo de su estadía en el MIT.
—El futuro… implica un pensamiento dinámico… y probabilidades no seguras.
“Sí. Pero si estás en el MIT y enseñas un tema técnico, la tarea no es tan complicada. De partida, la mayoría de tus colegas están creando futuro. Así es que no hay que romperse el seso para ver qué es lo que están haciendo los mejores. Sólo hay que golpear sus puertas, sus oficinas son vecinas a la tuya.”
—Fantástico.
“Es verdad. El verdadero desafío para mí es más bien emocional. Me puedo quedar en mi zona de confort, enseñar la materia que domino, que he practicado por muchos años, con muchos apuntes y gran retroalimentación… pero me doy cuenta de que lo que realmente quiero hacer es deshacerme de ese material.”
—¿Sin zona de confort?
“Quisiera rehacer ese material con los últimos desarrollos técnicos, con materias que están en flujo, con material que no he testeado en el aula.”
—¿Por ejemplo?
“Lo que enseño en mi curso aquí sólo lo he enseñado una vez antes, y no me fue tan bien. Ahora estoy haciéndolo mejor. Y el año siguiente será incluso mejor. Y así hasta que llegue a la perfección. Pero entonces no usaré más lo que tengo.”
—Pero si ya está muy bueno…
“Lo reemplazaré con algo más creativo, novedoso, relevante. Es un tema emocional. Puedo hacer lo cómodo: los estudiantes no se darán cuenta; lo que sea que les diga lo tomarán como lo último. Pero el desafío es realmente hacer lo último.”
—¿Qué es “optimización”?
“Hacer las cosas más eficientemente; o logrando el mayor impacto. Hay optimizaciones simples, pero hay otras complicadas, como coordinar los semáforos. O mejorar la forma de un ala de avión. O cómo asignar qué pilotos a qué vuelos en una línea aérea. ¡Muy complicado!”
—¿Y la optimización avanzada?
“La optimización puede emplearse para predecir, con aprendizaje de máquinas (machine learning). Por ejemplo, si tengo 100 caras digitalizadas de niñas y 100 de niños, ¿cómo puedo usar esos datos para lograr que, a partir de un retrato, la inteligencia artificial pueda determinar su género? Lo mismo se puede aplicar para discernir a un terrorista o a una persona de baja confiabilidad crediticia, o las compras fraudulentas, o leer textos manuscritos. Los usos de la optimización se incrementan, especialmente en esta era impulsada por la gran data. Pero, además, desde un punto de vista computacional, los problemas de optimización son cada vez más complejos y desafiantes.”
—¿Qué le parece Chile como laboratorio?
“Tengo un proyecto con Jorge Vera y Enzo Sauma, planificación eléctrica, distribución y esas cosas. Chile tiene una situación energética única, diferente a los EE.UU. pero ni tan diferente al resto del mundo. En ese sentido, es un buen laboratorio para probar ideas.”
—¿Qué opina de instalar los cursos del MIT en la web?
“Una gran idea. Recuerdo cuando el provost, Robert Brown, lo propuso. Las universidades buscaban cómo usar la web para ganar dinero; las privadas estadounidenses requieren equilibrar su presupuesto, no son empresas. Y entonces el MIT salió con la idea de que conseguiríamos el dinero y ofreceríamos el contenido gratis para todos. ¡Me encantó! Fui de los primeros en participar”
BACKSTAGE
El profesor Freund escogió la foto que ilustra este espacio para la pantalla de su PC. “¿No es una gran fotografía?”, exclama. “Realmente retrata el espíritu de esa tarde en mi casa. Todos están realmente contentos, nadie los forzó a sonreír así.”
—¿Y cómo ha andado el curso?
“Decidí copiar el curso que enseño en el MIT, sin bajar el nivel. Casi funcionó, tuve que bajarlo un pelo, pero sólo un pelo. Porque mis estudiantes en MIT son doctorandos, dedicados, muy enfocados; aquí, de quinto y sexto año, son como estudiantes de Masters. Probablemente no haya diferencia de calidad, pero probablemente están menos enfocados, son más amplios, más jóvenes y tienen otras exigencias.”
—¿Y su familia?
“Una de las razones para venir a Chile es por los niños, en primer lugar. Y esa noche en mi casa quería que conocieran a mis alumnos y conversaran con ellos y se dieran cuenta de cómo eran. Y quería que los alumnos conocieran a mis niños, para que me vieran como un ser humano, como la persona que soy.”
—¿Están contentos?
“Mi esposa, una persona con gran talento y educación, está muy contenta con la oportunidad de aprender una nueva cultura, un nuevo lenguaje, aunque barreras del idioma la frustran. Mi hija de 8 se da menos cuenta de las cosas, está feliz; el de 11 es una esponja, está simplemente encantado; el de 12 es una persona feliz, punto, tiene una vida feliz aquí aunque echa de menos el fútbol americano y los deportes. Yo creo que este año está dándose muy, pero muy bien para los niños.”