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Juan Carlos de la Llera: “Estamos buscando una Escuela de Ingeniería que realmente se engrane en forma muy potente con la sociedad”

Iniciando un nuevo mandato 2014-2018, el decano de la Facultad de Ingeniería de la Universidad Católica explica cuáles son los ejes del proyecto Ingeniería 2030.

Fecha de Publicación: 10/06/2014

Juan Carlos de la Llera: “Estamos buscando una Escuela de Ingeniería que realmente se engrane en forma muy potente con la sociedad”

convocatoria realizada por CORFO Nueva Ingeniería para el 2030, que busca  transformar escuelas de ingeniería chilenas en escuelas de clase mundial.

—¿Por qué decide continuar con un nuevo periodo al mando de la Facultad de Ingeniería?

    —La razón principal tiene que ver con que siento que la escuela está en un proyecto de desarrollo que está en plena marcha, pero aún en sus primeros años de implementación y por ende tenía sentido estar muy al pie del cañón con ese proyecto. Realmente hay que realizar muchas tareas por delante para garantizar que tenga un éxito grande, ya sea el cambio curricular de ingeniería, Ingeniería 2030, y varios otros proyectos que un nuevo decano tendría que haber asumido porque ya estaban comprometidos. Sentí que era un minuto difícil para una transición porque la escuela estaba detrás de varias iniciativas que están naciendo y que requerían de una mayor consolidación.

—¿Cuál es el principal cambio que usted ve entre cuando recibió el mandato de la Escuela y hoy?

La Escuela es un gran buque que va navegando y que ha ido progresando históricamente. Tratando de ser objetivo,  creo que en este período ha existido un aceleramiento en el desarrollo de la Escuela que ha sido notorio e importante en diversas dimensiones, sin por ello desconocer el enorme avance logrado en períodos anteriores. Este no es un tema de comparación, sino un tema de aprovechar correctamente oportunidades. Ha habido cambios significativos en temas de inclusión, en nuestra presencia internacional, en estructura curricular, en productividad científica y el tipo y monto de proyectos que se gana la escuela, en el ordenamiento administrativo de la Escuela y DICTUC, entre varios otros que es posible enunciar. Yo diría principalmente que en este período hay un incremento en el Momentum que ha ido ganando la Escuela por este proceso de cambio acelerado, y creo que hoy en día nuestra escuela es muy atractiva para el talento académico chileno e internacional, lo que nos pone en una condición muy expectante sobre su sueño futuro de posicionamiento como escuela de clase mundial.

—Su primer período estuvo marcado por el Plan de Desarrollo Estratégico de la Escuela 2011 – 2015, ¿cuál será el hilo conductor de su gestión 2014-2018?

Mucho del nuevo plan está explícito en lo que ha sido el proyecto de Ingeniería 2030 que tiene cinco ejes fundamentales. El primero de ellos tiene que ver con el cambio de la forma en que educamos a los ingenieros. El segundo que tiene que ver con focalizarse en algunos ámbitos donde la ingeniería juega un rol fundamental, tales como la salud, la sustentabilidad, la información, y la ingeniería en la ciencia. El tercer pilar es realmente apalancar a esta Escuela con redes y relaciones internacionales que sean muy productivas. El cuarto corresponde a un cambio interno de la estructura de la escuela para que esté preparada para el salto que debe dar. Queremos tener una escuela cuya estructura interna sea realmente de una escuela de ingeniería desarrollada en el mundo. Y el quinto, que es el crítico, es el vínculo efectivo con entre la universidad y la sociedad. Estamos planteando una relación, un contrato que es completamente distinto entre la Escuela de Ingeniería y la sociedad, que se aleja del concepto de la Torre de Marfil.

Sería largo de explicar, pero cada uno de estos cinco ejes tiene a su vez un conjunto de proyectos que reflejan el sentir y deseos de la escuela, de los profesores, de los alumnos, y que hoy trazan la ruta con la que nos estamos moviendo hacia adelante.

—¿Cómo será la transición entre lo que se ha estado trabajando hasta ahora y el nuevo período con la implementación del proyecto Ingeniería 2030?

—La verdad es que el proyecto 2011-2015 es una etapa inicial de lo que es plan de Ingeniería 2030. Son muy similares en su concepción, pero Ingeniería 2030 trae mayor elaboración intelectual de nuestra escuela. De hecho, Ingeniería 2030 engloba completamente al plan estratégico actual. La verdad, 2030 es una especie de aceleramiento de los procesos que ahí estaban explicados, más algunos nuevos que han surgido, producto en realidad no solamente de la inquietud interna de profesores y alumnos, sino que también de las realidades sociales que han ido cambiando en Chile.

Yo creo que la Ingeniería tiene que ser, e Ingeniería de la Universidad Católica, en particular, un motor para el cambio y la transformación de Chile hacia un país desarrollado. El proyecto Ingeniería 2030 lo que busca no es sólo que la Escuela de Ingeniería de la Católica sea reconocida a nivel mundial como una muy buena escuela de ingeniería, sino que realmente sea una escuela que aporta al desarrollo integral y económico de Chile, al crecimiento de su PIB desde una mirada integral centrada en el hombre.

The clover - Ing2030 (2)

El proyecto Ingeniería 2030 pretende construir y fortalecer el vínculo con la sociedad.

—¿Por qué cree que la propuesta de Ingeniería UC fue elegida?

—Tenemos un gran proyecto y estamos yendo con la Universidad Técnica Federico Santa María. Una relación que se construyó por más de un año a nivel institucional con apoyo de los rectores de ambas instituciones. Creo que llegamos a un proyecto que es extraordinariamente competitivo en muchos aspectos y que identifica puntos clave que se requieren para desarrollar una escuela y catapultarla a nivel internacional.

Estoy muy contento obviamente de que se haya favorecido nuestra propuesta. Yo creo que trae dentro de ella el germen del desarrollo. Creo que es realmente una propuesta que si se implementa correctamente y los distintos actores participan como está definido en ella, vamos a observar un cambio muy, muy, significativo en lo que es la educación de la ingeniería en Chile, y en el verdadero aporte social que se espera de ellos, lo que a su vez va a redundar en un distinto nivel de desarrollo del país.

Estamos buscando una Escuela de Ingeniería que realmente se engrane en forma muy potente con la sociedad, en lo público y lo privado y en todos los distintos ámbitos disciplinares e interdisciplinares en los que la ingeniería debe jugar un rol.

—¿Está preparada la comunidad de Ingeniería para este revolucionario cambio?

Una de las grandes ventajas de la propuesta que presentó Ingeniería UC con la Universidad Técnica Federico Santa María es que nosotros veníamos ya generando este Momentum de cambio. No es como inventar algo para el proyecto y decir: “aquí tenemos una propuesta y a partir de julio del año 2014 vamos a empezar a producir cambios”. La escuela ya estaba involucrada en un proceso bastante fundamental de cambio, incluso cambiando culturas internas.

A nosotros nos interesa muchísimo potenciar por ejemplo, aspectos como la innovación y el emprendimiento de nuestros estudiantes. Vemos en eso un cambio radical que hay que lograr, cuya esencia es un cambio cultural. A estudiantes que puedan tener garantizado su empleo en el futuro en muy buenas empresas u organizaciones en Chile o fuera de Chile, les estamos pidiendo que en realidad miren como oportunidad también la innovación y el emprendimiento desde la ciencia y la tecnología. Por lo tanto estamos con algunos cambios fundamentales que van a tardar un tiempo, pero que creo que van a producir un cambio importante en Chile.

Hay una dosis de alto realismo en la propuesta que tiene la Escuela de Ingeniería y la UTFSM y que no es algo que haya sido creado para acceder a más recursos, sino que es algo probado y sobre lo cual ya se ha construido. Ha costado mucho construir todo esto en los últimos cuatro años para recién ahora visualizar la posibilidad de que estamos más cerca de poder pegar ese salto a ser de clase mundial. Todo esto es gracias al extraordinario alineamiento y trabajo de los académicos y alumnos de esta Escuela.  

Ser una Escuela de Ingeniería desarrollada en el mundo es un desafío extraordinariamente complejo, no solamente porque estamos en una escala completamente distinta de disponibilidad de recursos, sino que porque en realidad  el país no necesariamente como país está preparado para recibir todo el desarrollo que puede producirse en este cambio dentro de las escuelas de ingeniería. Entonces es como un problema bidimensional, por un lado queremos cambiar internamente, pero por otro, tenemos que de alguna manera producir ciertos cambios que ocurran también en el medio externo para que reciba y aproveche al máximo a nuestros ingenieros, para que ellos puedan explotar este potencial en el bien de Chile.

—¿Cuál es el legado que le gustaría  dejar como decano al final de este período?

A mí me encantaría dejar una Escuela que esté dentro de las 50 mejores escuelas de ingeniería del mundo y creo es totalmente factible de hacer. Yo creo que la Escuela de Ingeniería lo está haciendo muy, pero muy bien, y creo que el trabajo que los profesores, y en especial aquel realizado por las huestes nuevas de profesores que están llegando a la Escuela de Ingeniería, es realmente excepcional.

Todos hemos sido parte de esta construcción de una Escuela desarrollada, pero yo estoy muy contento con la gente joven que esta Escuela está contratando. También estoy muy contento con nuestros alumnos, creo que ellos están produciendo cambios que son, y siempre lo han hecho pero hoy día más que nunca, muy significativos y que van finalmente a implicar una transformación del país.

La Escuela de Ingeniería de la Universidad Católica son las personas que la conforman, son los estudiantes, son los profesores, alguna dosis tenemos nosotros también como dirección de Escuela en generar los cambios que se están produciendo, pero fundamentalmente es el trabajo de los profesores, profesionales, y de los estudiantes el que va a producir este cambio.

Me encantaría dejar una Escuela donde la innovación y el emprendimiento desde la ciencia y la tecnología fuera un leitmotiv de la Escuela de Ingeniería, donde muchos más estudiantes nuestros se atrevieran a producir valor, a crear empresas, a trabajar en emprendimientos sociales o en emprendimientos privados, pero que tengan realmente una inquietud infinita por emprender y por desarrollarse no solamente ellos y sus familias, sino también retribuir a este país. Esa es la Escuela que me gustaría, probablemente no lo voy a ver, pero va a estar ya la Escuela encaminada en esa ruta, en una ruta de desarrollo profundo, donde las Ingenierías jueguen un rol en el futuro mucho más fundamental que el que han jugado en el pasado.

Este nuevo período como decano coincide con un nuevo período presidencial, que promete importantes reformas al sistema educacional ¿Cómo la Escuela de Ingeniería se moverá en estas aguas?  

Primero que nada la Universidad Católica tiene más de 125 años y esta Escuela tiene más de 120 años y un mandato presidencial de cuatro años si bien es cierto puede producir un impacto muy fuerte sobre las políticas universitarias y todo este tipo de temas, este buque va a seguir navegando y va a seguir navegando obviamente ajustándose a los cambios que el medio externo vaya generando.

La verdad es que la reforma educacional si bien es cierto se habla de acceso, gratuidad y un montón de otros conceptos, deja lamentablemente de lado, no en la palabra pero sí en los hechos, el aspecto que más nos preocupa a nosotros como Escuela de Ingeniería que quiere llegar a ser de clase mundial. Ese aspecto es la Calidad. Si tú quieres competir con las grandes universidades, con las grandes escuelas de ingeniería del mundo, la discusión es radicalmente otra. No es que estemos en desacuerdo o acuerdo con algunos de los conceptos que hoy día se están manejando por los estudiantes, ya que en algunos de ellos estamos de acuerdo, y en otros en profundo desacuerdo. Un gentil desacuerdo, porque nos preocupan otro tipo de problemas. Nos preocupa que nuestras escuelas de ingeniería, si tú las comparas hoy en día con las grandes escuelas de ingeniería del resto del mundo, sus capacidades de creación de conocimiento, sus capacidades de transferir conocimiento a la sociedad a través de la innovación y el emprendimiento son muy, pero muy, limitadas. Y eso sí nos preocupa porque ahí se está hipotecando el futuro no nuestro, sino que el futuro de nuestros hijos, de nuestros nietos, y con ellos lo de este país. Nadie pelea por la calidad académica, y aunque esa no sea hoy la pelea de la calle, es la única que nuestra escuela debe dar.  Lo bonito de un programa como Talento & Inclusión es que muestra que es posible combinar ambos, dando una oportunidad a aquéllos que se la han ganado.

Las Escuelas de Ingeniería no pueden simplemente quedarse pegadas en un instante sobre aspectos contingentes que no cambiarán la calidad de lo que hacemos. Yo favorezco profundamente la educación gratuita de aquellos talentos que no pueden pagar, pero por ningún motivo la de aquellos que pueden pagar. Todos tendrán gran rentabilidad por haber seguido esta carrera, y no concebiría que ellos no le retribuyan al país con todo lo que han recibido.

Esta Escuela ha jugado un rol fundamental en incrementar el acceso de estudiantes talentosos que vienen de colegios públicos y particulares subvencionados y lo vamos a seguir haciendo, con reforma o sin reforma, porque tenemos un compromiso profundo con lo social. Somos institución de Iglesia y nos preocupa la persona humana por sobre todo. Nuestro objetivo es que cualquier estudiante en Chile que tenga talento y ponga esfuerzo pueda estudiar en esta Escuela. Sin olvidar que debemos correr una carrera con “perros grandes”, una carrera con países que invierten cinco veces lo que invierte hoy día Chile en ciencia y tecnología.

¿Cómo hacerlo? Obviamente la única posibilidad es realmente tener acá el máximo talento posible que existe en Chile y Hispanoamérica, que este sea un polo de atracción de ese talento. Talento atrae más talento. Eso implica disponer de muy buena infraestructura de laboratorios, muy buenos procesos educativos, muy buena investigación, mucha innovación y emprendimiento, y un lugar espléndido para trabajar. Toda esta coyuntura de la educación superior se da en un minuto donde esta Escuela está tratando de competir con el mundo, donde si nos descuidamos un minuto nos van a aplastar. Hay mucho dinamismo en el resto del mundo en lo que tiene que ver con el conocimiento, ya que si los países no generan esta capacidad de creación y transferencia de conocimiento dejan de crecer. Esto es un hecho!

 


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