Investiga – Innova – Emprende
Pamela Chávez Crooker fue el plato de fondo del primer día de la Feria Ingenia, su biografía, sus ideas y sus productos inspiraron a la audiencia. Como su sentido del...
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Partió la Feria InGenia en la Escuela de Ingeniería UC. Tres ejemplos, primero. Gloria Montenegro, Luciano Chiang y César Sáez, profesores innovadores de la Unversidad Católica, expusieron sus historias pero, más que nada, marcaron su actitud. Aprovechen la universidad, comiencen temprano, no cejen, sigan sus ideas. Con café en la mano los escuchaban alumnos inquisitivos.
Los siguieron innovadores: en 3 minutos contaron sus negocios. Finalmente, con sandwiches y bebidas, en la sala de estudios Raúl Devés el Decano, Juan Carlos de la Llera, presentó a Pamela Chávez Crooker. Pamela que sacó su primer postgrado en la Universidad de Kioto, conmovió con su ímpetu, su historia, su gozo y su éxito como innovadora. El Decano la presentó como una de las mayores innovadoras de Chile.
En el patio, entidades innovadoras abrían sus canales de acción. La Feria culmina el jueves 25 con el lanzamiento del I3, número 3, Journal de Investigación en Pregrado.
La profesora de Agronomía, Gloria Montenegro, premio mujer innovadora en agricultura 2011, llamó a tomar las oportunidades, “aunque el desafío sea grande; nos puede ir bien y nos puede ir mal”. Recordó cómo la petición de una alumna de Ingeniería Química y Bioprocesos para que le dirigiera su doctorado la impulsó a abordar las propiedades activas de las diferentes mieles. El poder de la biotecnología, la interdisciplina.
El innovador en biotecnología, profesor César Sáez, invitó a seguirlo en el salto entre el tratamiento de lodos sanitarios y el control de relaves en minería.
El innovador en robótica y mecatrónica, Luciano Chang, insistió “¡Vamos que se puede!”, y mostró realizaciones ya operando en la minería. Se preguntó: ¿Cómo llegar más lejos? Empezando más joven; es una carrera larga en distancia y tiempo y hoy ustedes (alumnos) tienen una situación increíblemente mejor a la de antes en cuanto a soporte de la sociedad y la Escuela.
Las demostraciones incluyeron un kit para enseñar neurología mediante el registro audio visual de la orden nerviosa en la pata de una cucaracha; la instalación rápida, mediante helicópteros, de un sistema de cañerías para llevar agua potable a zonas secas; el reciclaje de residuos electrónicos para instalarlos en sectores de menos recursos, asistiéndolos en la incorporación de la tecnología (reciclaje solidario); un kit biológico de detección de la marea roja; el software “Blink me” que permite compartir fotos por tiempo limitado sin que puedan ser reenviadas; y un servicio de asistencia al emprendimiento, incluyendo la programación necesaria de software ad hoc.
La gran innovadora
Pamela Chávez nació en Antofagasta; la ciencia para ella siempre fue la inspiración. El mar estaba ahí. A los 21 años ya tenía su título de ingeniera en acuicultura. Eligió una beca para un magíster en Japón en la universidad Nº 1 del país, la de Kioto. La adaptación fue costosa, terrible. Aprendió el japonés suficiente en 6 meses y tomó la decisión de hablar como hombre (el japonés, cuenta, se habla como hombre o como mujer) y consiguió el respeto de sus compañeros y profesores. Pasó 9 años allá. “Aprendí a extraer lo importante para hacer algo diferente”. De regreso en Antofagasta, trabaja en la universidad pero ella quiere ver sus ideas puestas en práctica. La industria minera acoge sus proyectos. Diseña en el laboratorio una solución bacteriana, un bio sello, que es capaz de solidificar la capa de polvo en los caminos, minerales y adentro de la faena, evitando males y costos como el continuo riego (con agua escasa) de los caminos por camiones aljibe. No entrega productos. Cobra por m2 aplicado. “Las ideas – dice – se capitalizan, aportan valor económico”. Hoy, en Agua Marina, su empresa, ataca la biocorrosión, causa del deterioro de máquinas y ductos. Su diseño espera patente en Chile, en Pensilvania, en Brasil, en Australia. “Exportamos conocimiento”, dice.
Sigue publicando, con menos intensidad que desde la universidad, pero, dice, toda el I+D tiene su respaldo en la ciencia básica.
Es tal su preocupación por entender aquello en que se mete, que partió a Columbia, con su hija, a sacar su MBA para gerentear los negocios.
Y es alegre y generosa.
“Una inspiración”, le dijo una alumna que le agradeció en público.